6 de junio
Si meto un dedo en el agua, se diluye cuando cierro los ojos. Será que tiene sed el vaso.
Doy vueltas al agua con el hueso y el remolino me absorbe como la boca de una ballena.
Cuando abro los ojos en este piso de alquiler y veo a mi alrededor las cortinas amarillas, la lámpara que cuelga llena de polvo, la tristeza en los retratos de las paredes y los trastos viejos que se diluyen por los rincones... me falta oxígeno y eso alienta mi pereza. No me quedan brazos para hacer nada y comprendo lo que sienten los peces en el estómago de la ballena.
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