27 de Marzo
Paco, el duelo del bar, me ha pedido un favor. Cuando yo estaba sentado leyendo los anuncios por palabras del periódico, me confiesa que ha escrito un poema y que quiere conocer mi opinión.
Era un poema malísimo, pero a Paco se le saltaban las lágrimas cuando lo leía. Supuse que lo habría dedicado a su niñez y a lo que parecía la muerte prematura de su padre, pero a lo que se refería era a su perro muerto.
-Paco, eso tiene mérito -Le dije, sin que se diera cuenta del doble sentido.
Parece que Paco no tenga malicia, pero le echa agua al vino y también al caldo de las habas cocidas con guindilla y hueso de jamón, no limpia las bandejas de la comida y cuando cocina magra con tomate le mezcla la carne que sobra del día anterior. A Paco le tiembla la mano que sostiene la hoja de un poema, pero es esa mano la misma que se equivoca a su favor en las sumas cuando te hace la cuenta. ¡Que cabrón!
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