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DIARIOS DE LA OCUPACION

1 de Febrero

 

            -La ocupación es un estado del alma -Dijo Julia la tarde que la Gestapo irrumpió en la cafetería para llevársela.

            Habíamos pedido unos helados, pero estaba lloviendo y el camarero pensó que éramos unos alborotadores. Un café con leche y un té con limón, mucho limón. El vapor empañaba los cristales de las gafas de Julia cuando se asomaba al borde de la taza en cada sorbo.

            El semáforo de la esquina estaba rojo. El verde es un color que está prohibido, de alguna manera existe pero nadie piensa en él, ni siquiera cuando miramos la hierba. No se lo que Julia estaba diciéndome, porque yo pensaba en los colores del semáforo. 

            Un coche negro se detuvo en la esquina. El semáforo estaba en rojo y bajaron dos hombres sin paraguas. Estaba en rojo aunque supongo que el coche de la Gestapo también se hubiese detenido aunque la luz hubiera sido verde.

            Julia había dicho que “la ocupación es un estado del alma”, puede que esa convicción le permita ser libre cuando la torturen.

 

 

 

 

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