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DIARIOS DE LA OCUPACION

7 de Agosto

 

          La peste de esta ciudad son los mendigos. La Gestapo los tolera porque ellos controlan las calles. Las porteras vigilan los edificios.

Arturo, un empleado de banca al que se le mató la familia en un accidente de tren en Segovia, cuando se quedó ciego por la diabetes tuvo que demostrarles que mantenía alerta el oído. Lo peor es que le hicieron seguimiento y cuando se resfrió y se le taponaron los oídos, desapareció de la esquina donde estaba el cajero de Caja Madrid. De Felipe, el nuevo mendigo, no conozco su historia.

Una moneda no sirve de salvoconducto, pero ayuda.

 

 

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